miércoles, 6 de mayo de 2015

Extra #3

CAPITULO EXTRA #3

¡Qué diferencia hace un año!
Peter


Las fechas son importantes para las mujeres. Particularmente para las mujeres en una relación.
Están todas las fiestas principales, día de San Valentín, Pascua. Está el cumpleaños — obviamente. Luego está el día que se conocieron, el día que salieron, el día que cayó la bomba L,el día que se comprometieron, el día que te casaste.
Podría seguir, pero realmente no quiero.

Porque aquí está la cosa, a los chicos nos importa un bledo eso. ¿Cuándo pretendemos que nos importa? Es sólo para evitar la paliza verbal que va a seguir si actuamos como si no lo hacemos. Para nosotras, hay solamente un día digno de conmemoración. Un momento que merece un reconocimiento. El último y sagrado día de compromiso.
Me gusta llamarlo — el Follaniversario.
Es el día que primero sellaste el trato. Sacudiste la cama. Golpeaste el home run.
O en mi caso — el grand slam.

En serio, conoces a gente nueva todos los días; es una ocurrencia común. Pero a menos que realmente tengas antecedentes estelares como el tuyo, no follas a una persona nueva cada día. Así que para los chicos, la primera vez que hiciste la hazaña es sin duda un día para celebrar.

¿Y para Lali y para mi? Ese día es hoy, niños. Es enorme. Hace un año, el curso de mi vida fue alterado para siempre. La Fundación de mi existencia fue sacudida.
Y el marco de mi cama.

Por eso ahora estoy en la cocina. ¿Puedes verme?¿Sibando, rebanando frutas y cortando una variedad de quesos? Son para más tarde. Vamos a necesitarlos, hay que mantener la energía. Porque, en mi libro, no sólo es recordar un follaniversario. Es superarlo. ¿Y teniendo en cuenta la alta barra digna-de-las-olimpíadas que establecimos esa noche?
Yo tengo que trabajar en eso.

Pero siempre estoy preparado para un reto. Juego de palabras.
Tampoco quiero que piensen que el follaniversario es solo follar como perros. Aunque esa posición es siempre divertida.
Pero no, es también acerca de la tradición. Sentimiento.
Presentes.

Para el primer aniversario de matrimonio, los regalos deben ser hechos de papel o de algún tipo de basura inútil así. Mi regalo es mucho mejor, los elfos de Santa pueden tragarse su corazón de envidia. Lali va a perderlo cuando lo vea. Su mandíbula va a caer al suelo. Y sus bragas detrás.
La puerta se abre.
Esa debería ser la suertuda dama.

Yo salí del trabajo al mediodía — tenía preparaciones que hacer — así que no la he visto desde el almuerzo. Entro en la sala de estar. Y ahí está ella, bolso en mano, con un abrigo largo medio envuelto alrededor de su delicioso cuerpecito. Su pelo es brillante y está suelto. Tacones negros encajonado esos sabrosos dedos que me gusta chupar como un caramelo.

Ella sonríe.
Y como todas las otras veces — esto me golpea como un puñetazo en el estómago.

—Hola, novio.
—Novia.

Repugnante ¿verdad? Hay un bote de basura en la esquina si sientes la necesidad de vomitar.
Me dirijo hacia ella


—¿Cómo fue tu día, cariño?

Ella baja su bolso, pero se deja el abrigo

—Fue... una distracción.

Estoy a punto de preguntar qué significa eso, pero me interrumpe.

—¿Qué son estos? — Se refiere a las velas encendidas y pétalos de rosas esparcidos en el lugar.

Dependiendo de tu estilo de vida, existen diversas definiciones del romance. Para algunos la música clásica, un masaje de pies o sábanas de satén. Personalmente, creo que una mamada durante un juego de los Yankees es ideal. Pero Lali es una romántica un poco más cursi y femenina. Estos son para ella.

—Velas.

Ella sonríe 

—Gracias, capitán obvio. Es decir ¿para qué son?

Camino a su alrededor, acariciando cada curva lentamente con los ojos — como mis manos lo harán pronto. Entonces me agacho y susurro junto a su oreja

—Son parte de tu sorpresa. Porque hoy es un día muy especial.

Ella tiembla — de la buena forma. Y su voz baja un poco 

—Lo sé. Hoy, hace un año yo sacudí tu mundo.
—¿Tú sacudiste mi mundo?

Ella asiente con la cabeza y sus ojos brillan

—Sí. Justo fuera de su eje.
—Estoy seguro de que fue al revés.

Su lengua asoma hacia fuera y moja sus labios

—Está muy equivocado, Sr. Lanzani.

Me muevo más cerca

—Tal vez necesita un repaso, señorita Esposito.

Inclina su cabeza, mirándome a ojos. Desafiándome.

—Creo que una actualización es exactamente lo que necesito.

Mi mano se envuelve alrededor de su cuello, tirándola contra mí. Y nuestros labios se juntan. Hace un año, no apreciaba el valor de besar. Entonces era sólo un seductor — como la corriente interminable de tráileres que tienes que soportar en el cine hasta que llegas a la atracción principal.

Pero con Lali, besar es todo un acontecimiento de por sí. La manera en que sabe. La forma en que gime. La forma que desliza su lengua contra la mía. Es malditamente vertiginoso.
Mis manos van hacia su abrigo, pero ella las agarra. Y se aleja, un poco sin aliento


—Espera. Todavía no. Salí del trabajo temprano hoy para recoger algunas cosas. Para ti.
—También tengo algo para ti ¿puedo ir primero?

Me gusta ser el primero. Es lo que soy.

—De acuerdo.

Me paro frente a ella. Entonces lentamente desabrocho mi camisa, manteniendo el contacto visual todo el tiempo.
Lali intenta adivinar 


—¿Tomaste clases de strip-tease?

Sonrío

—No. Pero lo tendré en mente para el próximo año. — Mi camisa de vestir cae al piso. Levanto mi camiseta blanca por encima de la cabeza. La mano de Lali se eleva hacia mi pecho y se desliza hacia mi estómago. Retrocedo y sacudo mi dedo—Paciencia, Lali.

Ella golpea con su pie el piso y hace pucheros. Y quiero decirle donde puede poner esos sensuales labios. Pero no lo hago. Los regalos primero.
Entonces nos toca.
Ja — ¿entendiste?

Me giro hacia un lado y quito el vendaje de gasa que cubre mi bicep derecho superior. Y entonces ella lo ve. Sus ojos vidriosos, y su mandíbula está floja.
Y susurra 


—¿Te tatuaste mi nombre?

Es un látigo negro — que deletrea LALI.Espero que no estuvieras pensando que iba a ser un anillo de compromiso o algo así. Al diablo. En el día de hoy y este tiempo, los anillos no significan mucho. Pregúntale a cualquier hombre casado que frecuenta los bares de tetas — los anillos pueden quitarse.

¿Pero un tatuaje? Eso es para siempre. Permanente — si no te gusta la idea de tener varias capas de piel removidas.
Los dedos de Lali se deslizan alrededor de el con incredulidad 


—Me encanta, Peter. Es lo más...increíble que alguien ha hecho por mí. Te amo.

Ahueco su mejilla con mi mano 

No como yo te amo.

Ella sonríe por un momento. Pero luego su expresión cambia. Y se ve... decepcionada.

—¿Qué?¿Qué pasa?
—Nada... es... mi nombre está marcando tu carne. Supongo que me siento un poco tonta. Todo lo que te conseguí son juguetes.

Mis oídos se animan. Como un perro al oír el murmullo de su bolsa de comida.

—¿Juguetes?¿Estos juguetes serían de naturaleza...picara?

Lali muerde su labio y asiente con la cabeza.
Dulce Jesús. Mi boca se pone seca 


—¿Puedo...puedo verlos?

Algunos hombres no están en los juguetes. Consoladores — con sus campanas y silbidos — pueden ser intimidantes. Pero no para mi. Pienso en ellos como útiles del oficio. Herramientas, para ser exactos, y no hay vergüenza en usarlas. Incluso un maestro carpintero no intenta construir una casa sin un serrucho y un martillo, ¿sabes?

Lali toma una bolsa de su bolso. Busca y saca una fusta corta, con punta de terciopelo.
Y mi polla revive como el monstruo de Frankenstein.
¿Para todas las damas ahí afuera? Tomen notas. Los juguetes sexuales son el mejor regalo. Diversión para toda la familia. Bueno, no realmente. Pero sin duda un regalo que vale la pena.
Ella me lo entrega 


—Hace unas semanas ¿recuerdas?¿En la sala cuando sabes... con tu mano?

Mi voz esa sin aliento 

—Sí.

Por supuesto que recuerdo. Tal vez no lo conozcas mirándola, pero muy profundo, Lali es una calientapollas total. A ella le gusta empujarme al borde — verme romperme. Y ese día particular, había estado burlándose de mí toda la mañana, caminando sin sostén con una remera y ropa interior que apenas la cubría. En un momento dado, se sentó en regazo y se contorsiono.

Luego se bajó alegando que no tenía tiempo para terminar lo que había empezado porque tenía trabajo que hacer.
Y lo perdí. Tire de ella y la arroje sobre de mis muslos y le di unas nalgadas.
Como la niña traviesa que era. No era nada como para escribir La historia de O— solo unas palmadas cortas al trasero. Pero fue divertido.
Lali sonríe tímidamente


—Me gusto eso.

Cariño, no eres la única.
Lali busca de nuevo en la bolsa traída del cielo. Y saca un pequeño cilindro de plata.
Es un vibrador. Casi parece esas cosas eléctricas que zumbaban de broma que todos tuvimos cuando éramos niños. Ella me lo entrega.

—Se llama...
—La bala.—termino por ella—. Sí, lo sé.—La miro. E imágenes de Lali
 retorciéndose debajo de mí—lindando con el borde de la locura y la mendicidad todo por llegar —llenan mi cabeza.

Mi voz es áspera, pero llena de adoración

—Eres la novia más impresionante del mundo.

Envuelvo mis brazos alrededor de ella y la beso. Y es largo, lento y elogioso.
Lali se aleja y sonríe mucho


—Hay una cosa más. Dejé lo mejor para el final.

Ella desliza lentamente el cinturón de su abrigo y agarra las solapas con ambas manos. Luego, en un movimiento fluido, baja la chaqueta al suelo.
Y llego casi al instante.

Muchas mujeres creen que los ligeros son el ingredientes mágico de la seducción. Compran algo con encaje y costoso y esperan que los chicos estemos babeando en nuestro maldito regazo. Pero realmente no funciona de esa manera.

En navidad, por ejemplo, cuando ves un paquete grande, brillantemente envuelto bajo el árbol con tu nombre, te interesa. Pero no es el papel de regalo lo que estas buscando. Es el presente. La lencería funciona del mismo modo. Es un placer — pero desnuda siempre es mejor.
Excepto por esto.

Este es el sueño húmedo de todo los hombres nacido después de 1975.
Es la élite del erotismo.
La gran fantasía.
Ah sí, es un bikini de la princesa Leia.
Mi boca cae abierta


—Oh...mi...hijo de puta.

Lali se gira lentamente. Con orgullo

¿Te gusta? Es sin entrepierna.

Estoy sin palabras.
En serio. No tengo palabras. Estoy seguro que hasta la última gota de sangre en mi cuerpo se ha desviado hacia mi polla, así que no queda suficiente en mi cerebro para formarlas.
La voz de Lali es muy baja y tentadora


—Si me prometes ser bueno...Te dejo que me encadenes como Jabba lo hizo con Leia.

Salgo de mi caliente-e-inducido trance. Tomo sus brazos y la acarreo contra mí.

—Nena, lo único que prometo es que no serás capaz de caminar mañana.

La recojo y la echo encima de mi hombro. Ella grita. Y se ríe. Y yo camino por el pasillo, pasando por mi bandeja de aperitivos preparados.
Porque en realidad — ¿quién diablos necesita comida?
***

Deslizo a Lali por mi hombro, agarrando su dulce culito en el camino hacia abajo. Le doy la vuelta así su espalda esta hacia mí. Luego doblo la fusta a mitad de camino y la dejo volar.

Snap.
Aterriza en la piel expuesta de su nalga, y ella se tambalea hacia adelante con un chillido. Entonces se ríe


—Tal vez esto no sea una buena idea. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, Spiderman.

Me quito mis pantalones y calzoncillos en un tiempo récord.

—No te preocupes, cariño. Pienso en la satisfacción en cada responsabilidad que tengo, y otra y otra vez por si acaso. Ahora entra en la maldita cama.

Lo hace — a gatas. Su pelo cae sobre su hombro, y sus ojos están en los míos. Cristo, mírala. Toda expuesta — para mi — esperando.
Me siento como un maldito niño en una tienda de caramelos.
La única pregunta es ¿por dónde empezar? Es siempre un enigma fabuloso. Cada uno de los activos de Lali son igualmente merecedores de atención. Diablos, incluso la parte de atrás de sus rodillas es sexy.

Deslizo la punta de terciopelo a través de sus pecho, entre sus senos y su estómago. Me detengo entre sus piernas.
Y froto.
La belleza con este tipo de herramientas es que las terminaciones nerviosas se apresuran a donde quiera que toque, haciendo que la piel esté hipersensible. Tensa —como las cuerdas de una guitarra demasiado sintonizada deseando ser agarradas.

Los ojos de Lali se cierran, y su cabeza se inclina hacia atrás. Froto la punta sobre su coño, de ida y vuelta.
Luego golpeo suavemente.
Y ella jadea.
Cuando tenía diez años, mis padres me consiguieron una bicicleta de carreras durante el apogeo de la manía de BMX. Recuerdo haber pensado en ese momento que era el mejor regalo que jamas conseguiría.
Chico, yo era un idiota.

Me inclino más en la cama, sobre ella y beso un sendero alrededor del cuello y columna vertebral de Lali.
Tiro del bikini dorado sobre una regordeta teta y la cojo.
Delicioso.
Su pezón es ya un duro pico rosado, pero de todos modos muevo mi lengua sobre él. Lali se queja. Y levanta una mano hacia la parte posterior de mi cabeza.
Golpeo su culo con la fusta


—No te muevas.

Su mano encaja nuevamente en la cama.
Esta...sumisión. No se trata de degradación o humillación —es cuestión de fe. Dejarte completamente expuesto. Ofrecer todo lo que tienes, todo lo que eres, a otra persona. Dejarles ver el verdadero tú, no sólo la persona que quieres ser. Cada pecado, cada fantasía, porque sabes que nunca te juzgara. Nunca te hará daño. Algunas personas pasan toda su triste vida sin conocer la confianza real.

Pero yo la conozco.
Yo lo tengo.
Con Lali. Sólo con ella.
Le doy a su pezón un último lametón y sigo adelante. Bajo la fusta y enciendo el vibrador.

Entonces me muevo sobre el culo de Lali. Un cuadrado rojo brillante marca una mejilla. Lo lamo. Y traigo la zumbante bala entre sus piernas— moliéndola en amplios y lentos círculos — cerca de su clítoris pero en realidad sin tocarla.
Anticipación, satisfacción, placer y dolor — es un delicado equilibrio.

Cuando se combinan en las cantidades adecuadas, la sensación puede ser abrumadora. Y porque soy un experto en el cuerpo de Lali, sé cómo jugar con ella. Cuando bajar la velocidad y cuando aumentarla. Si Lali fuera una orquesta, yo sería un maestro.
Ella gime y mueve su culo, tratando de de mover su punto más cerca al vibrador. Pero no se lo permito.
Todavía no.
Agarro la braga del bikini oro desde la parte trasera y la arrastro hacia abajo de sus caderas, tirándola en el piso. 

Porque tan divertido como unas bragas sin entrepiernas son, el coño de Lali Esposito es demasiado bonito para cubrir.
Muevo la bala incluso en círculos más apretados. Y luego meto mi cabeza entre sus piernas desde atrás. Mordisqueo alrededor, tomando mi tiempo. Entonce, hundo mi lengua bien adentro.
La bala finalmente hace su camino a su clítoris — y hago presión firmemente.

Gime mientras llega. Su frente golpea la cama y sus brazos y piernas tiemblan con réplicas. Ella jadea

—Peter... por favor.. quiero...dios...

¿Todos los ruiseñores de por ahí? Deberían matarse ellos mismos con un rifle de aire comprimido tamaño ave.
Porque Lali pidiendo más es de lejos el sonido más dulce que Dios ha hecho.

—¿Qué, bebé... Qué quieres?

En vez de pedir mi polla, como pensé que lo haría, Lali cambia las cosas. Se da la vuelta y antes de que pueda parpadear, mi pene dolorosamente duro está en su garganta.
Mi cabeza rueda hacia atrás. Y estoy seguro de que me volví ciego.

—Jesús...Lali...

Ella chupa duro y mueve sus labios hacia arriba y abajo rápidamente. Sin embargo tan increíblemente perfecta como se siente su boca, encuentro la fuerza de voluntad para salir. Le doy la vuelta y agarro sus caderas con mis manos, empujando en ella por detrás. Gime largo y bajo. Con alivio y satisfacción.
O quizás fui yo.
Los dos estamos jodidamente excitados — no puedo decir más.

Ella empuja contra mí y yo disparo hacia delante. La cabeza de Lali baja, y su pelo se balancea como un péndulo mientras nos movemos y estrellamos contra el otro. Chocando. Mis golpes ganan fuerza. Nos conduce hacia adelante.Pero necesito más. Tengo que sentirla — estar más cerca. La impulso hacia la cama y subo detrás de ella.

Entonces, estando enterrado en su interior, jalo a Lali y doblo sus rodillas para que ella me este montando — pero de espaldas a mi. Estilo vaquera invertida.
Mi pecho presiona contra su espalda. Su pelo hace cosquillas en mi rostro mientras mis labios devoran su cuello. Está en todas parte —me rodea. Su olor, la sensación de ella contra mí, el sabor de su piel, el sonido de su voz quitando mi nombre.

Es consumidora.
Abrumadora.
Como ahogarse.

¿Y si tienes que irte? Confía en mí — este es el camino.
Mis brazos se cruzan sobre el pecho de Lali con mis manos sobre sus hombros, empujando hacia abajo mientras mis caderas empujan hacia arriba con fuerza.
Y sus palabras salen agudas y urgentes


—Peter...Peter...Me vengo.
—A la mierda...Lo sé...Puedo sentirte.

Sus paredes se aprietan alrededor de mí como una hambrienta boa.
Y aunque quiero aguantar, aunque no quiero terminar todavía — o algún día — mi pene al parecer tiene otras ideas y explota dentro de ella.
Mis manos caen de la cintura de Lali, jalo de ella más acerca de mí. Descansa su cabeza sobre mis rodillas, y mi boca está contra su espalda.
Los dos estamos jadeando, sin aliento.
Pero yo encuentro mi voz primero.

—Mejor... regalo...nunca.

Lali se ríe contra mis pierna

—No podría estar más de acuerdo.


***

Mucho, mucho más tarde, Lali y yo estamos en el centro de la cama, encima de las sabanas. Un desastre de miembros flácidos y piel sudorosa.
Me gusta esta parte.
Eso puede ser muy marica de admitir, pero seamos realistas. El nombre de Lali está tatuado en mi jodido brazo. ¿Trato de fingir que no tiene mis pelotas en su cartera? Es bastante inútil a este punto.

Su cabeza descansa en mi pecho. Y siento como sonríe antes de susurrar

—Dime algo sobre ti. Algo que nadie más sepa.

Miro el techo. Y suscito mi más profundo y oscuro secreto.

—Tengo a Justin Bieber en mi iPod.

Ella se ríe 

—¿En serio?
—Sí, Esa canción “As Long As You Love Me”. Y si alguna vez le dices a la gente, voy a negarlo hasta el día en que muera.

Ella traza mis abdominales con sus dedos. Entonces digo

—Ahora tú. Dime algo que todavía no sé.

Besa mi pecho lentamente mientras piensa. Entonces me mira a los ojos

—No hay nada. Absolutamnete todo lo que hay que saber sobre mí ya lo sabes.
—Muy bien. Entonces... si tuvieras tres deseos, ¿Qué pedirías?

Una vez le dije a Lali que quería hacer realidad todos sus sueños. Y no creí que era posible en ese momento, pero ella significaba más para mí ahora que la noche que se lo dije. Así que si hay algo que quiera, algo que necesita. El cielo o el infierno mejor que se cuiden las espaldas — porque voy a golpear sus culos para conseguirlo por ella.
Piensa un poco más. Y cuando habla, su voz baja con sorpresa y gratitud


—No deseo nada.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, en este momento, todo lo que quiero lo tengo. Mi madre esta feliz; Me encanta mi trabajo. Y todo lo que mas alguna ve hubiera deseado...está aquí delante de mí.

Trago duro ¿Oír esa respuesta? Es mejor que un saco de juguetes sexuales.
Bueno, tal vez no la fusta.
Peo está definitivamente cerca.
Enmarco su rostro con mis manos y le doy un beso.

La vida es divertida ¿sabes? Es decir, ¿de verdad pensaste que hace un año — cuando Lali y yo íbamos por esto, cayendo a través de la puerta de mi casa — acabaríamos aquí? En ese momento, pensé que sería un ligue de una noche. Uno increíble —sin duda— pero sólo un fantástico rasguño para mi sufrido picor.

Y sin embargo aquí estoy.
Comprometido.
Monógamo.
Total y asquerosamente encaprichado.
Y no podría estar más feliz.

Y este es solo un año. No nos vamos a volver The notebook, pero Lali y yo tenemos un infierno de muchos más años por delante de nosotros. Digno de toda una vida.
Y voy a aprovechar al máximo cada uno de ellos.



CONTINUARA...

SOLO QUEDA 1 EXTRA MAS Y DESPUES DE ESO SUBIR EL PROLOGO DE OTRA NOVE BSS

domingo, 3 de mayo de 2015

Tangled Extra #2

CAPITULO EXTRA #2




La Luna de Miel ha terminado. 
Peter


Endorfinas: sustancias químicas en el cerebro que inculcan sentimientos de bienestar y euforia. Ellos son la razón por la que seguimos regresando al gimnasio por esos ejercicios que castigan nuestro cuerpo. Ellas son la razón por la que incluso el hombre más tenso de la Tierra puede quedarse dormido después de un buen polvo. Ellas también son responsables por el pequeño fenómeno comúnmente conocido como El Periodo de la Luna de Miel.

Sabes de lo que estoy hablando. Es el comienzo de la relación, cuando todo es dulzura y luz. Todos están en su mejor comportamiento.

Los hombres no se pedorrean; las mujeres no comen.
O, si no pueden evitarlo, incluso los peores hábitos parecen la cosa más adorable desde Punky maldita Brewster. Su pequeño lindo ronquido, la encantadora manera en la que se muerde las uñas.
Los humanos no son los únicos que atraviesan El Periodo de la Luna de Miel. Es una experiencia entre especies. De hecho, sin ella, los tiburones dejarían de existir. Vean, los tiburones son depredadores naturales. Ellos se comerían todo, incluyendo a sus propios hijos.

Sin embargo, después de dar a luz, el cerebro de la madre tiburón está inundado con endorfinas, poniéndola en un estado de coma en éxtasis. Esto le da al bebé tiburón cerca de 10 minutos para escapar nadando ¿Porque si está alrededor cuando Mami despierte? Será el almuerzo.
Lo que nos lleva a la otra característica de El Periodo de la Luna de Miel:
Eventualmente, termina.
***

—Oye, ¿Lali?

Es sábado en la tarde. Agus y Nico están en la casa. Estamos en la sala, viendo el juego.

—¡Lali!

Y necesitamos cerveza.
Claro, ella está trabajando en la oficina, pero los Yankess están jugando. Y soy un chico nacido y criado en New York. Lo que significa que solo hay dos equipos: los Yankees y quien sea que esté jugando con los Medias Rojas de Boston.

—¡LAAALI!

Ella aparece en la entrada del cuarto, brazos doblados, cadera ladeada. Está usando un vestido veraniego corto, con un sexy patrón floral y botones en el frente para removerlo fácilmente. Adoro al creador de los vestidos veraniegos.
Su voz es molesta. 


—¿Qué pasa, Peter?

Le lanzo una sonrisa. 

—Oye, nena, ¿podrías agarrar algunas cervezas del refrigerador?

Los animales son no—verbales. Una chica perra no puede decirle a un chico perro: “Jódeme ahora, quiero tener a tus cachorritos”. Así que en lugar de eso, pasea su trasero enfrente de él. Ahora, ¿si el chico perro entiende mal la señal? ¿Si salta a su trasero antes de que ella lo pasee enfrente de él?

Puede que tal vez le muerda sus bolas.
Las mujeres son muy parecidas a las hembras caninas —o perras, si quieres la correcta terminología— y Dios ayude al hombre que no entienda las señales que dan.
Llegaremos a eso después.

Como ahora, cuando Lali alza una ceja hacia a mí, sé que está buscando una explicación. Señalo la televisión. 

—Jeter está punto de romper el mejor record de bateo de todos los tiempos.

Ella suspira. Pacificada. 

—Está bien. —Luego se encamina hacia la cocina.

Unos minutos después, regresa con sus brazos llenos de botellas de cervezas. Le entrega una a Agus. 

—Gracias, Lali.

Y una a Nico. 

—Gracias.

Y una a mí. Bebo un sorbo. Y hago una mueca. 

—Ah, esto parece pipí tibio. —Le devuelvo la cerveza.
—Solo las saqué del refrigerador.

Con mis ojos aún en la pantalla, muevo mi muñeca, mandándola de nuevo a la cocina. 

—Tienes que tomarlas de la parte de atrás del refrigerador. Ahí es donde están las más frías… Ve, apura—A-rod! Saca tu cabeza de tu trasero y concéntrate en el juego.

Y deberíamos pausar por un momento.
¿Recuerdan esos perros de los que estaba hablando? ¿Las señales? Mientras estaba viendo la TV, me perdí algunas. Mira:

Nico está sonriendo, casi carcajeándose. Después de todos los castigos que ha recibido de mi hermana a través de los años, ha desarrollado una sádica satisfacción cuando les sucede a otros.
Luego esta Agus, solo Dios sabe qué clase de enfermas y depravadas sanciones Delores ha infligido en ese pobre bastardo, porque él solo parece asustado.

Lali, por otro lado, mira mi mano como si fuera una cucaracha. Una que quiere aplastar. Y luego tiene una idea —una maravillosa y horrible idea. Si miras con mucha atención, puedes ver la bombilla encenderse encima de su cabeza. Sonríe y sale del cuarto.
Me perdí de todo esto la primera vez.

Unos minutos más tarde, Lali regresa cargando un cubo para el hielo lleno con cerveza. Nop, no las botellas de cervezas. Solo cerveza. Se para alado del sofá, y yo —aun viendo el juego— alargo mi mano para tomar la bebida. Y ella procede a tomar su cubo y lo tira todo encima de mi maldita cabeza.
¡SPLASH!
Brinco, goteando y ahogándome. 


—¡Jesucristo!

Ella me pregunta dulcemente

—¿Eso está lo suficiente frio para ti, cariño?

Limpio mi cara con mi mano y la miro echando fuego por los ojos. 

—¡¿Estás loca?!

Ella me mira, también echando fuego por los ojos. 

—No, y tampoco soy una mesera. Aunque esperaría que les mostraras un poco más de respeto.
Agus se pone de pie. 


—Voy a ir al Bar McCarthy y ver el partido allí.
Nico agarra su chaqueta. 


—Iré contigo.

Exprimo mi camisa. 

—Chicos, hagan que el taxi espere. Enseguida bajo.

Agus se ríe. Y palmea mi espalda. 

—Claro que irás, amigo. Adiós, Lali.
—Hasta luego, Lali. 


Ella no les contesta. Esta demasiado ocupada tratando de matarme con sus ojos.
Y con eso, Agus y Nico se escapan. Mientras Lali y yo nos miramos ceñudos el uno al otro.
Ding-ding.
Sip. Esa es la campana. El primer round comenzó.

*** Comienzo calmado. Cuando el combate es verbal con un adversario, es mejor mantenerse calmado. Escoge tus palabras cuidadosamente. Se inteligente.
Y letal.

—¿De qué se trata esto?

Aparentemente, Lali no comparte mi filosofía.

—¡Tu dime, Peter! Dime por qué demonios Agus y Nico pueden decir por favor y gracias y todo lo que obtengo de ti es un… —Mueve su muñeca con desdén, imitando mi acción anterior.

Una vez más, me mantengo sereno. Aún goteo, pero estoy sereno.

—¿Así que me estás diciendo que desperdiciaste buena cerveza y arruinaste mi tarde del sábado porque olvidé mis modales?
—¿Por qué no pudiste solo decirlo?
—¿Por qué tu no pudiste decir “Oye, Peter, estaría bien que dijeras gracias”? ¿Era necesario ser una maldita reina del drama?

Dobla sus brazos y se mofa. 

—No soy una reina del drama.

Alzo mis dedos. 

—Dos palabras, Lali, “traje Channel”. Te acuerdas, ¿verdad? ¿El que te compré en Saks, después de nuestro folla-fest?

Sus ojos se estrechan. 

—¿Qué tiene que ver?

Mis cejas se alzan. 

—¿Qué tiene que ver? Lo incendiaste.

Sip. Ella y Delores le hicieron de vagabundos e incineraron la maldita cosa en el basurero afuera del viejo departamento de Lali.
Ella se encoge de hombre. 


—¿Y? No significabas nada para mí, y quería asegurarme que todo lo que me diste fuera nada también.

Y eso, chicos y chicas, se llama “probar mi punto”. Sonrió. 

—Realmente no necesito decir nada más.

Ella rueda sus ojos. 

—Como sea. No tiré cerveza sobre ti solo porque no dijiste “gracias”. No soy una histérica persistente perra psicótica.

Claro. Y si camina como un pato y habla como un pato… es un caballo.

Ella continúa. 

—Hay un montón de cosas que me han estado molestando últimamente.
—¿Cómo qué?

Estoy realmente curioso. Hasta donde sé, Lali y yo tenemos una perfecta relación. Y yo, por supuesto, soy el novio perfecto.

—Como que nunca me ayudas a limpiar la cocina. ¡Cada vez que cocinamos, desapareces mientras estoy atorada lavando y secando y desechando! Mi voz se vuelve un poco fuerte. Defensiva.
—Tú eres la que más cocina. ¡Supongo que quieres tener la cocina organizada! No quiero arruinar tu sistema.

Y esto es en parte cierto. Pero si estoy siendo totalmente honesto. Nunca he visto a mi viejo lavar un plato en su vida. Ni siquiera una maldita cuchara. Y Nico, ¿la única vez que trató de ayudar a La Perra a lavar la ropa? Ella se encabronó y gruñó por una semana de como el arruinó sus suaves tejidos delicados, cualquier maldita cosa que sea eso.

—Y nunca te habías quejado de eso antes. Si querías que te ayudara, ¿por qué no solo lo pediste? Su voz llega a altos decibeles. 
—¿Por qué debería de preguntarte? Eres un hombre adulto. ¡Solo deberías saberlo! Y ahí está, niños.

La Famosa Jodida Mentalidad Femenina. Es un abreviado de: “¿No puedes leer mentes? Estás jodido. ¿
Y en cuanto a la compostura de la que estaba orgulloso? Sí, fue a dar un paseo. 


—Bueno, no lo sabía. ¡Por Dios, no me des suficiente cuerda para ahorcarme y después cortes mis bolas cuando lo hago! Solo debiste decirme.

Lali empuja mi hombro, y mi camisa hace un sonido como si estuviera aplastando algo húmedo.

—Bien. ¿Quieres saber? Te lo diré.

A pesar de que lo acabo de decir, no, no quiero saber. A ningún hombre le gusta ser criticado. A nadie le gusta que le digan que jodió algo. Así que, como muchos hombres que son atacados, me voy a la ofensiva.

—Tampoco es exactamente una alegría vivir contigo.

Eso detiene la diatriba de Lali en su camino. Sus cejas se levantan ligeramente. 

—¿Qué se supone que significa eso?

¿La verdad? No tengo idea. Tengo dos reacciones a cualquier cosa que Lali haga: me hace sonreír o me la pone dura. Sonrió, está dura, sonrió, está dura, sonrió… está dura. Usualmente ambas suceden al mismo tiempo. ¿Conoces esa canción, Every Thing She Does Is Magic? Es bastante parecido a eso. Nada de lo que ella hace me desanima. Pero no voy a dejarle saber eso. Este es nuestra primera discusión.
Ganar es crucial.

Tengo que sentar un precedente. Entonces, así de genio a como soy, escupo la primera cosa que me viene a la cabeza. 

—Masticas tus plumas.
—¿Qué? Demasiado tarde ahora, mejor sigo con esto. 

—Cuando estamos trabajando en la oficina. Masticas tus plumas. Me distraes. Suena como si una alocada marmota tratara de escaparse y estuviese comiéndose la pared. Chck, chck, chck, chck. 

Ella lo piensa por un momento. Y se encoge de hombros. 

—Bien. Ya no masticaré mi pluma. Pero no estamos hablando sobre mí en este momento. Estamos hablando sobre ti… y… y… de cómo eres irrespetuoso conmigo.

Espera. Retrocede. Soy una persona extremadamente respetuosa. Siempre. Incluso con mis házmelo-una-vez-y-nunca-me-hables-de-nuevo chicas fui un maldito caballero.

—¿De qué estás hablando? ¿Cómo he sido irrespetuoso contigo?

Su tono es cortante. Acusador.

—Ni una vez has cambiado el papel higiénico del baño. 

Ella está bromeando, ¿verdad? En serio. Dime que está jodiendo conmigo.

—¿Y exactamente como el hecho de que no cambio el papel higiénico del baño es irrespetuoso?

Su cara se pone blanca. Como si estuviera sorprendida de que no entendiera la locura que está diciendo.

—Bueno, ¿Quién crees que va a cambiarlo?
—Uhhh… ¿Yo no?

Ella extiende sus brazos, como si acabara de decir las palabras mágicas.

—Exacto.

Pellizco mi nariz. Tal vez si impido el flujo de sangre a mi cerebro me desmaye.
Ella continúa. 


—Tú ni siquiera piensas en eso. Solo asumes “Oh, Lali lo hará. No tiene nada mejor que hacer…” Subo mi mano, cortándola.
—No, no, yo no pienso eso. Si necesito papel higiénico y está ahí, lo uso. Si no, improviso.

Su cara se arruga. 

—Bueno, eso es asqueroso.

Así que así es como se siente estar atrapado en arenas movedizas. Pateas y luchas, pero solo te hundes más.

¿Sabes qué? Bien, de acuerdo. Tienes razón. Cambiaré el papel higiénico a partir de ahora. Problema resuelto. Pero aparentemente, no está resuelto. 

Ella dobla sus brazos. 

—No quiero tener la razón, Lali. No quiero que cambies el papel higiénico del baño solo porque te estoy gritando. Quiero que quieras cambiar el papel higiénico.

De acuerdo, ahora comienzo a reírme. Simplemente no puedo evitarlo.

—¿Por qué coño alguien querría cambiar el papel higiénico del baño?

Ella luce ofendida. Bastante ofendida. 

—Por mí. ¡Por mí, Peter! Sabes, me gusta hacer cosas por ti porque te amo. Pero solo si lo aprecias. Cuando se convierte en algo… que esperas que haga, me siento degradada. Y hace que ya no quiera hacer cosas por ti.

Sus labios se están moviendo. Sé que está tratando de decirme algo.
¿Qué es? No tengo idea.

—Ni siquiera sé lo que eso significa.

Ella me señala con su dedo. Y lo mueve de arriba abajo. 

—Sí, si sabes lo que significa. Solo estas tratando de no ver mi punto a propósito para volverme loca.

No, de verdad no. ¿Porque a juzga por esta conversación?
Ella ya está loca. Y luego se me ocurre algo. 


—¿Estas en tus días?

Su boca se abre. Y quizá quieras retroceder un poco, porque creo que su cabeza tal vez explote. Agarra el objeto que está más cerca de ella —una foto de nosotros vacacionando hace dos meses— y me la lanza a la cabeza. Como si fuera un frisbee. Por suerte, tiene mala puntería. ¿El estante detrás de mí? No tuvo suerte. Destruido.

—¿Por qué es que cada vez que una mujer se enoja con razón, el hombre siempre culpa al PMS?

Por favor. He estado en el extremo receptor de la psicosis inducida por los síntomas premenstruales de Eugenia a menudo como para reconocer las señales.

—Oh, no lo sé… ¿podría ser porque usualmente esa es la razón?

Ahí es cuando Lali comienza a golpearme. Con ambos puños. Como un niño de preescolar yendo a la lona por sus crayones favoritos.

—¡Eres… tan… idiota!

En algún momento entre el segundo y el quinto golpe, mi pene se asoma de donde ha estado escondida desde el baño de cerveza para reevaluar la situación. Para ver si de alguna manera puede voltear estas lamentable situación en algo… un poco más de su agrado. Él piensa que hay una manera.

Así que agarro las muñecas de Lali y la empujo contra la pared, sosteniendo sus manos sobre su cabeza. Restringida, la hace ver tan bien.
Su barbilla está arriba, y sus ojos echando fuego. 


—¡No me gustas para nada en este momento!

Sonrío. 

—Me doy cuenta.

Se retuerce y jalonea pero no puede liberarse. Como un hermoso y exótico gato atrapado en una red.

—Eres un pito insensible.

Me inclino, presionando las partes bajas de nuestros cuerpos juntas. 

—Me ofende que digas eso. Pasa que mi pito es extremadamente sensible. ¿Quieres ver?

Lali se da cuenta de lo que viene a continuación y abre su boca para protestar. Lo cual funciona para mí. Me abalanzo y cubro sus labios con los míos. Trata de apartar su cabeza, pero agarro su barbilla y la sostengo en su lugar. Lo que le permite tener una mano libre y la entierra en mi cabello.

Antes de que jale con todas sus malditas fuerzas. Levanto mi boca de la suya. 

—Peleonera. Aprecio que quieras hacer las cosas más interesantes, pero realmente no es necesario.

Y luego, estoy en su cuello, mordisqueando y chupando, haciendo mi camino hacia su escote. Lali golpea mi hombro, pero lo hace sin ganas. Lo que significa que estoy ganando. 

—Sigo enojada contigo.
—Estoy seguro que sí.

Descanso mi nariz sobre su piel, inhalando profundamente. Luego tomo un pezón —sobre su vestido— en mi boca y lo mamo con fuerza.
Veras, los pechos de Lali son como botones de encendido. No importa que tan cansada o enojada esté, un poco de atención a esos chicos malos cambia las cosas muy rápido.
Su cabeza se estrella contra la pared. Y ella gime, sosteniendo mi cabeza en donde está.
Y se ha prendido.

Agarro su rodilla y la posiciono alrededor de mi cintura, alineándonos, y me oprimo contra ella. Y a pesar de mi ropa empapada, puedo sentir lo caliente que esta.
Encendida.

—Eres un bastardo.

Me rio. 

—Ya has dicho eso.

La beso de nuevo. Nuestras lenguas enredándose en su propia batalla sensual. Luego, deslizo mi mano entre nosotros, dentro de sus panties. Esta mojada y suave. Como terciopelo húmedo. Cuando empujo dos dedos dentro de ella, su voz cambia. Es entrecortada y con gemidos, no se escucha rastro de enojo y coraje.

—Dios… Peter… 

Y luego me está empujando contra ella y besándome con todo lo que tiene. Diciéndome sin palabras lo que he sabido desde hace tiempo: estar cachonda y enojada es una combinación fabulosa. 
Bajo mis shorts y arrastro hacia arriba sus piernas para que estén a mi alrededor. Presionándola contra la pared.
Pero justo cuando estoy a punto de deslizarme a mi hogar, Lali pone su palma contra mi frente y la empuja. 


—Espera… no… espera…

¿Qué? ¿Esperar? Odio esperar.

—¿Qué?

A pesar de que está jadeando, sus ojos son redondos y oscuros con… preocupación. 

—Tenemos que hablar de estas cosas. No podemos cubrir todos nuestros problemas con sexo. Tengo algunos puntos validos aquí, y si esto va a funcionar, tenemos que resolver esto.

Presiono mi frente en la de ella. Pensando. O de cualquier manera, tratando de pensar.
Con mi polla tan cerca de Mecca, es difícil recordar mi propio nombre en este momento.
Y luego todo llega claramente. Miro a Lali a la cara. 


—Así que, en pocas palabras, ¿quieres que deje de ser un idiota?

Ella estudia mis palabras. Luego asiente.

—Sí. Más o menos.

Yo también asiento. 

—Entendido. Eso es todo lo que tenías que decir, nena.

Y luego esos labios que tanto amo se rompen en una fóllame-contra-la-pared sonrisa. 

—Muy bien, entonces. —Raspa mi labio inferior con sus dientes antes de moverse a mi mandíbula y mordisquear mi cuello.

Luego susurra. 

—Te vas a perder el juego.

Hago trizas su ropa interior y quito de mi camino lo que queda de su vestido. 

—Que se joda el juego. —Para eso nos dio Dios el DVR, ¿no?

Se ríe con malicia. Y me mira fijamente a los ojos. 

—Prefiero que me jodas a mí.

¿He mencionado lo mucho que adoro a esta mujer?
Me inclino hacia atrás lo suficiente para arrancar mi empapada camisa sobre mi cabeza. 


—Dios, te amo. 

Lali se ríe de nuevo.
En su mejor imitación de Han Solo, me dice


—Lo sé.

***

Muy bien, señoritas, ¿que hemos aprendido de este ejemplo? Mantenlo simple. Se abierta, pero no nos molestes con detalles. Solo nos va a confundir.
Eres un idiota.
Eres un holgazán.
Deja de ser de esa manera.

Todo lo anterior debe funcionar bien. ¿En cuánto a Lali y yo? Tuvimos nuestra primera viviendo-en-pecado pelea. Algo histórico. ¡Arriba nosotros! En general, creo que resultó bastante bien. De hecho, si todas nuestras peleas terminan así. No voy a quejarme para nada.
No. espera. Retiro lo dicho.
¿Si todas nuestras peleas terminan así?
Planeo quejarme como el infierno de todo. 



CONTINUARA....



SOLAMENTE QUEDA 1 EXTRA.BSS