jueves, 26 de marzo de 2015

Wild Horses 30






CAPITULO 30

Llegaron corriendo al despacho de Carlos e ingresaron para encontrar que Mimí estaba arrodillada al lado de él y lo sostenía contra su pecho. Levantó la vista para mirarlos y vieron las lágrimas que corrían por sus mejillas. El corazón de Lali dejo de latir. Su padre no podía estar muerto, claro que no.

—¡Llamen al doctor Henry! —exclamó Peter y se acercó hasta ellos para alzar a Carlos en brazos.
Con una facilidad que sorprendió a la morena salió de allí y comenzó a subir las escaleras, como si su padre no pesara nada. Ella simplemente no podía reaccionar, estaba totalmente ida.
—¿Qué estas esperando? —le preguntó Poli —¡sube con ellos!
Asintió tontamente y subió corriendo detrás de los pasos de Peter. Llegó a la habitación de su padre y vio como Peter lo acomodaba sobre la cama. Se acercó hasta ellos.

—Papá —lo llamó y se arrodilló a su lado —por favor, papito, despierta…
Carlos no reaccionó. Entonces los ojos de Lali soltaron las lágrimas que había estado acumulando durante todo el camino. Su padre lo era todo para ella. Y si él… se iba ella… ella no iba a soportarlo.
—Tranquila, Lali —le dijo Peter y acarició su hombro. Ella siguió con la mirada fija en su padre —le tomé el pulso, está vivo… solo está inconciente.
Ella se giró a verlo.
—Me muero si le pasa algo —dijo con la voz quebrada.

Peter se arrodilló a su lado, la tomó del rostro y la acercó a él para acurrucarla contra su pecho. Ella se echó a llorar a conciencia y se apretó más contra él.
—Nada va a pasarle, te lo prometo…
Alguien entró al cuarto. Era Mimí. Ellos la miraron y se pusieron de pie. Ella se acercó hasta la cama y se sentó al lado de Lester. Estaba pálida y el cuerpo le temblaba.
—Ya viene el médico —dijo apenas audible.
—Mamá, todo va a estar bien – la calmó él.
Ella simplemente asintió y miró a Carlos. Había ido a buscarlo a su despacho para decirle que si… que se quería casar con él y compartir el resto de los años que le quedaban… juntos. Y lo había encontrado tirado en el suelo, inmóvil, con los ojos cerrados. Su mundo se había venido abajo. Ella simplemente iba a morir si al amor de su vida le pasaba algo… él creía que ella ya no lo amaba, cosa que no era cierta. Lo miró y levantó su mano para acariciar su rostro. Siempre iba a amarlo, no importaba el daño, el dolor, los años… Carlos Esposito era la otra mitad de su alma.
Poli entró corriendo al cuarto, todos se giraron a verlo.
—Llegó el doctor —avisó.
Lali salió rápidamente de la habitación y vio al hombre bastante mayor que terminaba de subir con algo de dificultad las escaleras. Tardó un poco en reconocerlo, pero lo hizo. Ese era el doctor que los atendía a ellos cuando ella aun vivía allí. Por Dios ese hombre todavía estaba vivo… debía tener como más de 100 años.
Sacudió la cabeza y se acercó hasta él.
—Por aquí está mi padre, doctor —le indicó. El hombre la miró sobre sus anteojos y asintió con la cabeza. La siguió en silencio en ingresó al cuarto. Lali iba a entrar, pero él la detuvo.
—Necesito estar solo —le dijo con voz rasposa. Ella asintió. Y se quedó parada en la puerta. Apoyó la frente contra esta, y suspiró.
—Ven, Mimí —dijo Poli
 —vamos abajo… voy a hacerte un té de tilo así te calmas un poco… Carlos va a estar bien.
—Vamos, vamos —susurró ella.

Peter vio como ellos dos desaparecían por las escaleras. Giró y observó a Lali apoyada contra la puerta, dándole la espalda. Se le encogió el corazón. Saber que ella estaba mal lo angustiaba. Se acercó un poco…
—Tengo miedo —escuchó que ella murmuraba.
—Ven aquí, Lali —le dijo.
Ella giró para mirarlo. Y sin dudarlo dos veces casi corrió hacia él y se metió entre sus fuertes brazos. Aquel único aroma a campo, sol, hombre y algo dulce la invadió. Era el aroma de Peter. Aroma que la calmaba, que la abrumaba.
Él la abrazó con firmeza, haciéndole escuchar los latidos rápidos de su corazón.
—¿De verdad crees que él va a estar bien? —preguntó ella contra su pecho.
—Si, mi amor, va a estar bien…
Ella alejó su cabeza para mirarlo a la cara. Le había dicho mi amor. Miró fijo sus ojos. Se le fue la respiración del cuerpo. Su mirada era de un miel intenso, que la dejó sin habla. Entonces lo comprendió… ella amaba a Peter. No había otra explicación a lo que sentía. Levantó una de sus manos y acarició su mejilla. Él la miró de manera tierna.
—Peter yo…
—¿Lali?
Ella giró la cabeza y se paralizó al verlo allí. ¿Qué diablos hacía él ahí? torpemente se alejó de Peter.
—¿Benjamin? ¿qué haces aquí? —preguntó. Sintió como Peter se tensaba, e instintivamente se puso delante de él. No quería montar un espectáculo en ese momento.
Benjamin miró fijamente a Peter y luego volvió la mirada a Lali.
—Vine a buscarte para que arreglemos nuestro amor, cariño ¿para que más voy a venir?
—Yo… —dijo ella nerviosa y miró al ojiverde —este no es un buen momento, Benjamin.
—¿Quién es ese? —preguntó por Peter —¿y por qué estabas abrazada a él?
Ella iba a contestar.
—Soy Peter Lanzani, capataz y encargado de la estancia…
Benjamin miró a Lali y sonrió negando con la cabeza.
—Lali, dime que no has caído tan bajo de involucrarte con un simple peón solo por despecho…
Peter la miró algo sorprendido. ¿Él había dicho despecho?
—Ya dije que este no es un buen momento, Benjamin —dijo ella apretando los dientes.
—Cariño —sonrió él —vine para que arreglemos nuestros problemas. Tú me amas, lo sé… y lo nuestro aun no esta terminado.
—No way… —dijo él sin poder creerlo. Todos lo miraron —¿qué haces aquí, imbécil?
—La que me faltaba —murmuro Benjamin—n
o tenía ganas de toparme contigo, mariquita.
—Lali te dejó, estúpido, ¿qué haces aquí?

Peter volvió a mirarla. ¿Lo había dejado? una tonta sonrisa se dibujó en su rostro. Y aprovechó que el estirado ese no los estaba mirando para acercarse a su oído.
—¿Lo amas, Lali? —le preguntó en un susurro. Un escalofrío recorrió la espalda de la morena y giró la cabeza para mirarlo. Lo tenía tan cerca.
—N… no, no lo amo —murmuró.
Él sonrió y recorrió su rostro con una boba mirada. Y no pudo evitarlo, cortó la distancia y la besó. Lali suspiró, olvidándose de todo lo que estaba a su alrededor y giró del todo para rodear el cuello de Peter y responderle el beso.
—¡Hey! —exclamó Benjamin.
Ella reaccionó y se alejó del ojiverde. Se aguantó una risa. ¡Dios santo! ¿Qué estaba mal con ella? su padre estaba adentro, con un médico y no sabía lo que tenía… y ella simplemente no podía sacarle las manos de encima a Peter y le importaba poco y nada que Benjamin estuviera allí.
—Benjamin —dijo ella y sonrió. Escuchó que Peter se aguantaba la risa —creo que te dije que no quería volver a verte…
—¡No puedes hacerme esto, Lali! —gritó él.
—¿No? —inquirió ella —ya lo hice, idiota. Ahora encontré lo que estaba buscando, lo que me hacía falta – miró al ojiverde.
—¿Estás completamente loca? —preguntó Benjamin sin poder creerlo —¡es un peón, Lali! tu empleado…
—Es mucho más que eso para mí —dijo ella.
—Enana —la llamó Peter —¿puedo encargarme de él?
Benjamin retrocedió un paso para chocarse con alguien. Giró y miró algo ‘asustado’ a otro hombre que tenía tres hombres más detrás de él.
—Primo —dijo Gas sin dejar de sonreír —nosotros podemos sacarlo por ti…
—¿Me harías ese favor? —sonrió divertido.
—Más que encantado…
Se acercaron a él y lo tomaron entre los tres. Lali simplemente observó como Benjamin maldecía y gritaba cosas horribles sobre ella. Peter estuvo a punto de acercarse él pero ella colocó su mano frente a él.
—No vale la pena —le aseguró y lo miró a los ojos.
La puerta de la habitación de Carlos se abrió y el doctor se asomó. Todos se giraron a verlo.
—Pasen por favor… necesito hablar con ustedes.


CONTINUARA...


4 COMENTARIOS Y MAS 

4 comentarios:

  1. Ay subi otro ojala carlos esta bien. In your face benjamin me encanto como lali lo puso en su lugar! Masssss

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  2. Espero q carlos este bien
    Me mato la peter y lali chapando cn benja ahi!!! Kjjajjajjaj

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  3. ame la parte que peter y lali se besan con benjamin ay jajja mass

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