MÁSCARAS.
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Peter miraba a Lali desde el ventanal mientras dormía, su
espalda descubierta y sonreía cuando recordaba mientras hacían el amor con el
ruido de las olas de fondo, y haber estar en un lugar público en el cual podían
pillarlos era realmente excitante.
El sonido de la puerta lo hizo reaccionar, era el desayuno y
tras recibirlo se recostó con Lali para despertarla, ya era medio día y Lali
seguía durmiendo plácidamente, sonrió cuando sintió los besos de Peter por todo
el cuerpo y cuando llegó al cuello abrió los ojos y lo miró.
Peter: Hola mi amor.
Lali: ¿Qué hacías?
Peter: Mirarte como dormías, parecías la bella durmiente –
Lali le sonrió - ¿Cómo dormiste?
Lali: Con los ojos cerrados.
Peter: Que graciosilla que estás.
La besó y luego acercó a la cama la bandeja del desayuno.
Peter: Es mejor que comas, para así poder comer.
Lali: ¿Tan temprano? – Se sentó – nuestro vuelo sale por la
noche.
Peter: No me refería a irnos de aquí, aun así no pierdo las
esperanzas de que te decidas y nos quedemos un par de días más.
Lali: No Peter, ya hablamos de eso anoche.
Peter: Si lo sé, por eso quiero que aprovechemos el día al
máximo.
Después de darse el desayuno el uno al otro, se bañaron
juntos y la pasión no tardó en llegar, decidieron salir para recorrer la
ciudad, visitando algunos lugares típicos, ferias, tiendas de ropa, para acabar
en la playa.
El avión salía por la noche y antes de irse querían ver la
puesta de sol y para eso se dirigieron a unas rocas de la playa que estaban
cerca del hotel.
Al llegar al hotel terminaron la maleta, comprobaron todo y
se dirigieron al aeropuerto. Una vez en el avión Peter se sentó en la ventana y
Lali a su lado, ella le dio la mano y
Peter la miró.
Peter: ¿Qué pasa?, llevas toda la tarde rara.
Lali: No sé, tengo miedo.
Peter: Tranquila, el avión es seguro.
Intentó bromear, desde que llegaron al hotel había visto un
cambio en ella y quería quitarse la preocupación. Lali sonrió débilmente.
Lali: No le tengo miedo al avión.
Peter: Entonces, a que le tienes miedo.
Lali: A lo que pueda pasar cuando lleguemos.
Peter: Lo único que puede pasar son cosas buenas.
Lali: ¿Tú crees?
Peter: Si no lo creyera no te lo diría.
Lali: ¿Y si las cosas no resultan?
Peter: ¿Tú quieres que resulten?
Lali asiente.
Peter: Yo también quiero que resulten, ¿acaso no te acuerdas
de las cosas que hablamos ayer, la casa, el perro…?
Lali: Acuérdate de que va a ser un
Rottweiler.
Peter: Pero yo quería un Bulldog.
Lali: ¿Entonces un Huski Siberiano?
Aunque ya sonreía, seguía nerviosa, Peter lo
notó y le acarició la cara con la mano que tenía libre.
Peter: No te preocupes ¿sí?
Durante el viaje no se soltaron en ningún momento la mano.
Lali hubiera preferido bajarse del avión y quedarse allí con
él, pero ya era el momento de ver cuán fuerte era su amor y si podrían soportar
los obstáculos que se les presentarían.
CONTINUARA…
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