martes, 7 de abril de 2015

Tangled #11




CAPITULO 11

Accion de gracias es celebrada en la casa de campo de mis padres al norte del estado cada año. Siempre es una pequeña cuestión de familia. Están mis padres, por supuesto. Has conocido a mi padre. Mi madre es una versión más vieja, más bajita de Euge. A pesar de sus fuertes creencias feministas—había sido una excelente abogada antes de que la maternidad la alejara— le encanta jugar a ser la feliz ama de casa. Después de que ella y mi padre golpearon un gran momento económico, ella también se dedicó a diversas organizaciones caritativas. Es lo que hace todavía con la mayor parte de su tiempo ahora que Euge y yo hemos volado del nido.

Luego están los padres de Nico, George Riera. Una imagen de Nico treinta años a partir de ahora con poco cabello y un grave caso de patas de gallo. La señora Riera falleció cuando éramos adolescentes. A mi conocimiento, George no ha salido en una sola cita desde entonces. Pasa mucho tiempo en el trabajo, en silencio, haciendo números en su oficina. Es un gran tipo.

Y eso nos lleva a los Sierra, los padres de Agus. No puedo esperar para que los veas. Son un jodido desmadre. Frank y Estelle Sierra son las personas más pasivas que he conocido.
Son casi catatónicos.
Imaginad a Ward y June Cleaver después de que han fumado una pipa gigante de marihuana. Así son Frank y Estelle. Uno creería que los padres de Agus serían un poco más nerviosos, ¿no? Yo tengo una teoría. Ellos tuvieron a Agus posteriormente en la vida, y creo que él succiono toda la energía que les quedaba—como un parásito.

Rematando la mezcla están Agus, Nico, Euge y yo.
Ah, y por supuesto la otra mujer en mi vida. No puedo creer que no la haya mencionado antes. Es la única mujer que verdaderamente sostiene mi corazón en su mano. Soy su esclavo. Ella pide, y yo lo hago.
Con mucho gusto.

Su nombre es Rufina. Tiene el cabello largo y rubio y los ojos azules más grandes que jamás hayas visto. Tiene casi cuatro. ¿La ves allí? En el otro extremo del balancín que actualmente estoy montando.

—Entonces, Rufi, ¿has decidido que quieres ser cuando crezcas?
—Sí. Quiero ser una princesa. Y quiero casarme con un príncipe y vivir en un castillo.

Necesito hablar con mi hermana. Disney es peligroso. Corrosiva basura que lava el cerebro, si me lo preguntas.

—O, podrías entrar en el sector inmobiliario. Entonces podrías comprar el castillo tu misma y no necesitarías al príncipe.

Cree que soy gracioso. Se ríe.

—Tío Peter. ¿Cómo voy a tener un bebé sin ningún príncipe?

Ay, chico.

—Tienes un montón de tiempo para los bebés. Después de recibir tu maestría en negocios o tú título en medicina. O puede ser un CEO y comenzar una guardería en tu oficina. Entonces puedes llevar a tus hijos a trabajar contigo todos los días.
—Mamá no va a una oficina.
—Mamá se vendió por unas pocas palabras, cariño.

Mi hermana era una brillante abogada litigante. Pudo haber ido hasta la Corte Suprema. En serio. Era así de buena.

Eugenia había trabajado a lo largo de todo su embarazo y tenía una lista de niñeras preparadas. Luego sostuvo a Rufi en sus brazos por primera vez. Ese mismo día les dijo a las niñeras que sus servicios no serían necesarios. No la culpo. No puedo imaginar un trabajo más importante que asegurarme de que mi sobrina perfecta crezca sana y feliz.

—¿Tío Peter?
—¿Sí?
—¿Vas a morir solo?

Sonrió. 

—No pienso morir por un largo tiempo, cariño.
—Mamá dice que vas a morir solo. Le dijo a papa que vas a morir y van a pasar días hasta que la señora del aseo encuentre tu cadáver descompuesto.

Encantador. Gracias, Eugenia.

—¿Qué es un cadáver, tío Peter?

Wow.
Estoy salvado de tener que contestar cuando veo a Agus caminando por las escaleras de atrás hacia el patio.

—¡Cariño, mira quién está aquí!— Ella salta del balancín y se lanza a los brazos abiertos de Agus.

Antes de que preguntes, la respuesta es no— cuando sea mayor, mi pequeño tesoro nunca saldrá con un tipo como yo. Será demasiado inteligente para eso. Me voy a asegurar de ello. Supongo que eso me hace un hipócrita, ¿eh? Está bien. Puedo vivir con eso.

Agus baja a Rufi y se acerca caminado. 

—Ey, hombre.
—¿Qué pasa?
—¿Te fuiste temprano anoche?— me preguntó—. Nunca regresaste a la fiesta.

Me encojo de hombros. 

—Mi cabeza no estaba en eso. Fui al gimnasio y a la cama.

La verdad es que pasé tres horas golpeando el saco de arena, imaginando al mismo tiempo que era la cara de Benjamin Amadeo.

—¿Saliste con esa chica Delores?

Él asiente con la cabeza. 

—Ella, Lali y Benja.

Niego con la cabeza. 

—Ese tipo es un culo.

Rufi se acerca a nosotros y sostiene un frasco de vidrio lleno hasta la mitad con billetes de un dólar. Deslizo un dólar en él.

—No es tan malo.
—Ese idiota me molesta.

Rufi sostiene la jarra otra vez y ahí va otro dólar.
¿El tarro?
Fue inventado por mi hermana, que al parecer piensa que mi lenguaje es demasiado áspero para su descendencia. Es el Tarro de Las Malas Palabras. Cada vez que alguien — generalmente yo — Jura, tiene que pagar un dólar. A este ritmo, eso va a poner a Rufi en la Universidad.

—Entonces, ¿Qué pasa contigo y Delores?

Sonríe. 

—Estamos saliendo. Ella es genial.

Generalmente Agus es más comunicativo con los detalles. No es que me exciten sus historias, pero tienes que entender, Agus y yo hemos sido amigos desde el nacimiento. Eso significa que cada beso, cada seno, cada paja, mamada, collar de perlas y follada ha sido compartida y discutida.
Y ahora me lo está ocultando. ¿Qué pasa con eso?

—¿Voy a asumir que ya te las has follado?

Frunce el ceño. 

—No es eso, Peter.

Estoy confundido. 

—Entonces ¿qué es, Agus? Hace más de dos semanas que no salimos. Puedo entender que estás siendo dominado a salir si estas consiguiendo algo. Pero si no es así, ¿cuál es el problema?

Sonríe de una manera nostálgica, recordando un momento feliz. 

—Es... diferente. Es difícil de explicar. Nosotros hablamos, ¿sabes? Y siempre estoy pensando en ella. Es como si en el momento en que nos separamos, estoy deseando verla de nuevo. Ella simplemente... me sorprende. Me gustaría que supieras lo que quiero decir.

Y lo que me asusta es — sé exactamente lo que quiere decir.

—Estás en un territorio peligroso, hombre. Viste por lo que paso Nico. Ese camino lleva al lado oscuro. Siempre hemos dicho que no iríamos allí. ¿Estás seguro de esto?

Agus sonríe y en su mejor voz de Darth Vaderme dice, 

—No conoces el poder del lado oscuro.

...

Es hora de cenar. Mi madre hace un gran show al sacar el pavo y todos hacen exclamaciones de oohs y ahhs antes de que mi padre lo corte. Es cierto — Norman Jodido Rockwell es nada contra nosotros.
Mientras se pasan los tazones y los platos están llenos, mi mamá dice, 


—Peter, cariño, voy a empacarte en una bolsa grande las sobras. No quiero ni siquiera pensar que estás comiendo en ese departamento sin nadie que te prepare una comida decente. Y voy a poner las fechas en los envases así sabrás cuándo tirarlo. La última vez que miré en tu refrigerador, era como si algún tipo de experimento científico estuviera creciendo allí.

Sí, mi mamá me ama. Te lo dije.

—Gracias, mamá.

Agus y Nico hacen fuertes ruidos de besos mojados hacia mí. Con ambas manos, levanto el dedo del medio. A mi lado veo a Rufi mirando sus dedos tratando de copiar el movimiento. Rápidamente pongo mi mano sobre la de ella y sacudo mi cabeza. En su lugar muestro el saludo Vulcano del señor Spock.
Después de dar las gracias, yo anuncio


—. Creo que Rufi debería venir a vivir conmigo.

Nadie reacciona. Nadie levanta la mirada. Nadie se detiene. He hecho esta sugerencia varias veces desde que mi sobrina nació.
Euge dice


—El pavo es delicioso, mamá. Muy jugoso.
—Gracias.
—¿Hola? Estoy hablando en serio. Ella necesita un modelo positivo de mujer.

Esto llama la atención de La Perra. 

—¿Qué demonios soy yo?

Rufi desliza el tarro hacia su madre, y ahí va un dólar. Todos traemos billetes pequeños a la mesa en los días festivos ahora.

—Eres un ama de casa. Lo cual es envidiable, no me malinterpretes. Pero ella debe ser expuesta a las mujeres profesionales también. Y por el amor de Dios, no la dejes ver Cenicienta. ¿Qué clase de ejemplo es ese? ¿Una imbécil sin sentido que ni siquiera puede recordar dónde dejó su maldito zapato, por lo que tiene que esperar que algún idiota en mallas se lo devuelva? Dame un puto descanso.

No estoy seguro de cuánto debo después de ese pequeño discurso. Le paso a Rufi uno de diez. ¿He dicho que ese tarro podría llevarla a la Universidad? Quise decir a la facultad de derecho. Voy a tener que golpear un cajero automático pronto.

Nico se suma a la conversación. 

—Creo que Euge es el modelo perfecto para nuestra hija. No hay nadie mejor.

Nico es un hombre acabado. Y Agus quiere unirse a su club.
Irreal.
Euge le sonríe. 


—Gracias, cariño.
—De nada, querida.

Agus y yo empezamos a toser, 

— Calzonazos… lambón.

Rufi nos mira sospechosamente, insegura de si tenemos que pagar o no.
Euge frunce el entrecejo.
Yo continúo, 


—Debería llevarla a la oficina conmigo. Debe conocer a Lali, ¿verdad, papá?

Mi madre rápidamente, pregunta 

—¿Quién es Lali?

Mi padre le contesta entre bocados, 

—Mariana Esposito, nueva empleada. Chica brillante. Una dinamita. Dio a Peter una carrera por su dinero cuando empezó.

Mi madre me mira con ojos brillantes, esperanzados. La forma en que Paula Deen observa una bola de manteca, imaginando la delicia que espera ser hecha

—. Bueno, esta Ally suena como una hermosa jovencita, Peter. Tal vez deberías traerla a casa para la cena.
Ruedo mis ojos. —Trabajamos juntos, mamá. Está comprometida. Con un idiota, pero esa es otra historia.

Otro dólar muerde el polvo.
Mi hermana interviene, 


—Creo que mamá sólo está sorprendida al escuchar que te has referido a una mujer por su nombre. Normalmente es “la camarera con el lindo trasero” o “la rubia con las tetas grandes”.

Aunque la observación es exacta, la ignoro. 

—El punto es que ella es un excelente ejemplo para Rufi de cuánto una mujer puede lograr. —A pesar de su pésimo gusto en los hombres—. Sería...Creo que todos estaríamos muy orgullosos que ella creciera hasta ser la mitad de profesional que Lali.

Euge se ve sorprendida por mi declaración. Entonces sonríe con gusto. 

—Rufi y yo podemos hacer un viaje a la ciudad la próxima semana. Nos reuniremos con ustedes para el almuerzo y conoceremos a la ilustre Lali Esposito.

Comemos en silencio durante unos minutos, y luego Euge dice: 


—Eso me recuerda. ¿Agus me podrías acompañar a una cena benéfica el segundo sábado de diciembre? Nico va a estar fuera de la ciudad—. Mira hacia mí—. Le preguntaría a mi querido hermano, pero todos sabemos cómo pasa los sábados por la noche en la ciudad con pu…— mirada a su hija—indeseables.

Antes de que Agus pueda responder, Rufi pone dos centavos dentro

—. No creo que el tío Agus pueda ir, mamá. Ha estado muy ocupado siendo coño apaleado. ¿Qué es un coño apaleado, papá?

En cuanto las palabras dejan sus pequeños labios angelicales, una terrible reacción en cadena se pone en marcha:

Agus se ahoga con la aceituna negra en su boca, que sale volando y se clava en el ojo derecho de Nico.
Nico se dobla, sosteniendo su ojo y gritando: 


—¡Me ha dado! Me ha dado —y luego pasa a decir cómo la sal del jugo de oliva está carcomiendo su córnea.
Mi padre empieza a toser. George se levanta y comienza al golpearlo en la espalda mientras pregunta a nadie en particular si debería realizar la maniobra de Heimlich.

Estelle golpea su vaso de vino tinto, que rápidamente se filtra en el mantel de encaje de mi madre. Ella hace ningún movimiento para limpiar el desorden, pero en cambio canta, 

—Oh, Dios mío. Oh, Dios mío.

Mi madre corre alrededor del comedor como un pollo con su cabeza cortada, buscando servilletas que no sean de tela para limpiar la mancha, al mismo tiempo que asegurándole a Estelle que todo está bien.
Y Frank... bueno...Frank sigue comiendo.
Mientras el caos continúa a nuestro alrededor, la mirada de muerte de Euge nunca vacila de Agus y a mí. Después de estar retorciéndose bajo ella durante unos treinta segundos, Agus canta. 


—No fui yo, Euge. Te juro que no fui yo.

Gallina de mierda.
Gracias, Agus. Manera de dejar mi culo soplando al viento. Recuérdame nunca ir a la guerra con él como mi compañero.
Pero a medida que la mirada furiosa de La Perra se gira con toda su fuerza sobre mí, lo perdono. Me siento como si en cualquier momento pueda ser reducido a un montón de humeantes cenizas de Peter en la silla. Me quedo quieto y le doy la más dulce sonrisa de hermanito que puedo manejar.

Echa un vistazo. ¿Está funcionando?
Estoy tan muerto.
Mira, hay una cosa sobre la Perra Justicia que deberías saber. Es rápida y despiadada. No sabrás cuando va a llegar; de todo lo que puedes estar seguro es que vendrá. Y cuando lo hace, será doloroso. Muy, muy doloroso.




CONTINUARA...

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